Ander vuelve a casa en moto y, al bajar al parking, se cruza con su vecino Dragon, a quien no veía desde hacía mucho. La química salta al instante, y los dos tíos buenos salen a celebrar su reencuentro como se debe.
Ander estaba caliente esa mañana y no tardó en encontrar un tío bien dotado para pasarlo bien. Volvió al apartamento para prepararse y dejó la puerta entreabierta, esperando a su polvo, a cuatro patas.