Durante la noche, de rodillas al fonde de una bodega, el chulazo de Jorge Ballantinos esperaba a Darko el poligonero y a Hugo Martin. Los dos macizos que tenian los rabakos preparaos y los huevos llenos a reventar, no dudaron un minuto en bajar a la bodega para dar por el culo al chulito iberico y llenarselo bien de unas buenas dosis de lefa